Este momento es considerado el nacimiento del Movimiento Metodista, que luego se expandiría por Inglaterra, Estados Unidos y el mundo. Representa una experiencia personal de fe, más allá de la religión formal: una relación viva con Dios. Es recordado cada año por metodistas de todo el mundo como el“Día de Aldersgate”.

Ortigoza, de 65 años, es una elección inspirada para liderar Aldersgate.

Periodista de investigación en su natal Brasil, llegó a Estados Unidos en 1995, respondió al llamado al ministerio y se unió a la Conferencia en 2004. La obispa Charlene Kammerer (1996-2004) fue una influencia profunda. Ortigoza sirvió en Lake Junaluska y en varias iglesias en las montañas antes de llegar a Charlotte en 2007, donde fue pastor en las iglesias metodistas unidas Cole, Memorial y St. Andrews. Llegó a Aldersgate en julio con todas las credenciales correctas. Es metodista de cuarta generación. Jugaba fútbol en su juventud —el deporte está profundamente arraigado en la cultura latina— y todavía lo ama. Habla cinco idiomas. Por la cantidad de puños chocados que reparte entre niños y adultos, es evidente que tiene el don de la hospitalidad radical.

El impacto de Ortigoza ya se está sintiendo.

Unos 100 niños se han inscrito para jugar al fútbol. Cada entrenamiento y partido comienza con una oración. Una tarde reciente, mamás, papás y otros cuidadores se reunieron en sillas de jardín para ver a sus hijos dominar los cabezazos y los tiros de esquina.

Un grupo central de 40 adultos está ayudando a hacer crecer el centro y la iglesia.

Una docena de personas han recibido capacitación como capellanes laicos. Están conociendo a vecinos y posibles participantes, preguntándoles por sus familias y trabajos, y recopilando información de contacto para que Aldersgate pueda mantenerse en contacto.

Todo esto es parte de la gran comisión.

“Seguimos a Jesús, quien dijo: ‘Ama a Dios primero y luego ama a tu prójimo’”, dice Ortigoza. “Este puede ser un lugar multiétnico, multicultural y multigeneracional”.